Aprovecho este espacio para dar las gracias por las numerosas pruebas de pésame recibidas el día del entierro de mi madre.
Ese día comprendí lo querida que era mi madre por el pueblo y lo especial que era. Nunca en mi vida he visto tanta gente llorar por una persona que no era familia. Carmela (la gorda) era muy especial y, a pesar de no ser del pueblo, lo quería más que si hubiese nacido en él.
La recordaremos para siempre.
GRACIAS.